Es un hecho palpable, que este desarrollo y expansión ha coincidido en el tiempo con el agravamiento de la crisis económica y político-social de los países del Sur, así como con la aparición en los países "desarrollados" de sectores de población cada vez más amplios expulsados a la marginalidad absoluta, el llamado Cuarto Mundo.
El termino ONG surge en la Carta de las Naciones Unidas, siendo definidas en 1950 como "organizaciones cuya constitución no sea consecuencia de un tratado internacional". Se consideran independientes de las instituciones y poderes públicos, sin fines de lucro, y con una labor sustentada en una estructura autónoma y propia.
Bajo la tipología de ONG coexiste una constelación de entidades, que caminan en direcciones, a veces, contrapuestas. En su enorme heterogeneidad pueden encontrarse aquellas que, con la mejor voluntad, desorientación o con un interés ideológico concreto y amparándose en los "buenos sentimientos", apuestan por un asistencialismo coyuntural y, a la vez, un mayor sometimiento social al poder político dominante. Pero, también, múltiples asociaciones, comités, ONG, desarrollan una labor en la que conjugan el compromiso social con los más desfavorecidos con el cuestionamiento del sistema que genera estos brutales desajustes distributivos. Ciertamente esta disección es producto de un urgente ejercicio de simplificación, en torno a un espacio amplio y rico en visiones y actuaciones, buscando mostrar lo heterogéneo de este espectro solidario.
Hoy, la labor de las ONG en la lucha contra la pobreza y la exclusión, es totalmente reconocida. Pero, ante el reclamo que supone el dinero que circula en torno a la ayuda, la solidaridad y la privatización de la "asistencia social", han aparecido entidades que actúan de manera lesiva (como ya han denunciado publicaciones, personalidades y colectivos), deteriorando la imagen de otras organizaciones que persiguen un desarrollo positivo de lo que se ha venido llamando en los últimos tiempos sociedad civil.
Ciertamente las ONG no escapan al proceso ideológico actual. Desenvolverse dentro de este sistema que descansa en los dogmas del pensamiento único y de la subordinación de los derechos sociales a la competitividad neoliberal, requiere de objetivos claros y de complicados equilibrios. Afortunadamente una buena parte de ellas actúa bajo una preocupación constante por desarrollar de forma efectiva su labor desde posiciones críticas hacia las injusticias y quien/es las originan. Pero no por ello se debe obviar el hecho de que existen otras fuertes corrientes que optan por institucionalizar algunas rémoras ascendentes en el actual mapa socio-organizativo:
· Muchas veces la falta de identificación en los objetivos de intervención social, es sustituida por intereses basados en la propia existencia organizativa bajo el criterio del mercado. Y ello aceptando, en sus proyecciones de cooperación, en bastantes ocasiones, pautas culturales y de desarrollo occidentales como únicos modelos válidos de actuación.
· Definición, en un amplio espectro, como "apolíticas", intentando proyectar un cierto halo de pureza. Los voluntarios no son neutros, las organizaciones que actúan en un conflicto no son neutras, el intercambio y la toma de posición ante cada situación no les permite la neutralidad. Las políticas injustas de muchos gobiernos están en la base de la mayor parte de las desigualdades y sufrimientos del planeta.
· Existen ONG que asumen tareas encomendadas por los gobiernos, que deberían ser propias de los Estados. Y bajo este signo, se desarrollan discursos tales como que aquellas son más ejecutivas y eficientes que los Estados, cuestionando el papel redistributivo que estos deberían tener. Conviene recordar que no es función de una ONG (recordemos "No Gubernamental") la suplantación del Estado en sus responsabilidades de cohesión social.
· La utilización del respaldo social del que gozan determinadas ONG ha generado una nueva variante en la mercadotecnia, llamada "marketing con causa". Es una sofisticada estrategia comercial destinada a generar más ventas y mayor beneficio desde el punto de vista capitalista. La solidaridad se transforma en un producto más en el mercado, de cuyo influjo no escapan las empresas más potentes que quieren vender más y aumentar sus beneficios.
En positivo, probablemente la mejor manera de terminar esta reseña, sea recogiendo la voluntad creciente en el "mundo de la solidaridad" de avanzar en la generación de una cooperación social diferente que permita caminar hacia una sociedad descentralizada, realmente democrática y participativa y con una agenda política capaz de responder a las demandas de nuevos valores éticos y de transformación. Y donde los movimientos y organizaciones sociales tengan un nuevo y mayor protagonismo en la acción y elaboración de estrategias alternativas a la globalización neoliberal dominante.